domingo, 14 de diciembre de 2014

LA SOLEDAD COHESIONADORA

Quizá con la existencia de las redes sociales y de la hipercomunicación no exista ya soledad, aunque yo todavía la siento, y la interpreto como una posibilidad, como la otra cara de una aspiración todavía no satisfecha; y en consecuencia de todo ello como una manifestación de la rebeldía que me ha acompañado durante todo mi vida. Mi yo se ha tranquilizado pero no se ha debilitado durante estos años. Y cuando me refiero a mi yo no estoy aludiendo a todo cuanto pudiera haber en mí de seguridad y de autosuficiencia, sino a lo que todavía desea manifestarse, brotar, a través de la incertidumbre, e incluso de la debilidad, de la duda, de la intemperie; para lo que no es un inconveniente que esta soledad se proponga ser solidaria con el grupo. Tengo voluntad de individuo, pero no ya del que yo soy, sólo yo. Tengo también deseo de individuo en mi destinatario. Quiero para él también una soledad tan grande como la mía, que permita construir una relación verdadera que jamás pueda apoyarse en una falsa sensación de seguridad, y que nos mantenga siempre en vilo.