domingo, 23 de agosto de 2015

EL BIEN Y EL MAL

El mal no es la fuerza, sino una debilidad. Crece a veces con tanta rapidez, y sin ninguna base, que no puede soportar su propio peso, y se derrumba; mientras que el bien es el equilibrio perfecto y el punto de apoyo de todo lo demás. No es fácil, no todo el mundo puede resistir sin perder la cabeza el espectáculo del mal, y prefiere o la locura o la inconsciencia. El movimiento del mal es lineal, mientras que el del bien es circular, giratorio, y nunca se muda; y vuelve a sí mismo. El destino del bién es el regreso. Es como el eje que cuando se mueve nunca cambia de sitio. El bien se parece a un zapatero. En el crecimiento, siempre anómalo y excesivo, del mal está el gérmen de su destrucción. El mal no es lo contrario del bien. ¡Son cosas tan distintas entre sí que no admiten ninguna relación! Igual que lo contrario de una manzana no es una granada. Aunque haya un águila puede seguir existiendo un león, aunque no haya un águila puede seguir existiendo un león. El mal no se combate con el bien, sino que se destruye a sí mismo. El gran mérito del bien es que es independiente del mal. Conoce el mal, pero no lo imites jamás. Ten valor. Te ayudará la poesía, que es la inocencia puesta entre el conocimiento y la ignorancia.