domingo, 16 de septiembre de 2012

Noticias del Huerto de Abel






ABEL: Mi alma es ascética, esteparia, contemplativa, pero no árida.

CAÍN: La mía muy sociable.

ABEL: Caín, mi querido Caín, la sociedad, sí, que según Lévi-Strauss nace cuando la familia renuncia a su dominio sobre sus miembros. (Él decía: "cuando renuncia al incesto"). Sí, la sociedad que crea y facilita los intercambios entre las personas, y hace posibles las pautas que forman en conjunto nuestra cultura, a la que algunos ya llaman genoma, la gran herencia del hombre que se transmite de generación en generación, y que es la causa de que los seres humanos puedan evolucionar tan deprisa. Sí, la sociedad que nace del altruísmo.
Se ponen algunos ejemplos de la naturaleza, como la existencia de una casta de insectos estériles que cuida generosamente de la descendencia de sus hermanos fértiles de una manera desinteresada.

CAÍN: Pero yo me refiero a la rivalidad, al deporte competitivo, al deseo de emulación, a las jerarquías sociales, a las diferencias irreductibles que hacen imposible la igualdad entre los seres humanos.
Dentro de este contexto me muevo con habilidad y siento muchos estímulos. Me gusta mucho eliminar a los demás, y me satisface enormemente la soledad del éxito y la del triunfador rodeado de personas que le temen y le envidian..

ABEL: Dices envidia, deseo del mal ajeno, o no alegrarse con el bien de los demás.
Pero hay que distinguir la envidia del sentido de la justicia; y no es tan facil. Me explico: Un mal reparto de la riqueza, una posición ventajosa obtenida sin ningún mérito, no pueden alegrar a nadie que tenga sentido de la justicia.

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