sábado, 7 de junio de 2014

LOS TRES POETAS

Erase que era, hubo una vez tres poetas. Uno de ellos había conseguido convertirse en centro de atención, y su obra pudo alcanzar una gran divulgación y ser promocionada por la crítica en general. Otro de ellos se sentía superior al primero ya que consideraba que su obra no necesitaba ningún reconocimiento social, pues poseía un valor intrínseco que le permitía apoyarse en si misma, y estar a disposición de los lectores que quisieran de uno en uno aproximarse a ella. Y con el tiempo se convirtió en un poeta desconocido muy conocido, y en un autor de culto. Ambos poetas contaban con un grupo de partidarios que disputaban entre sí, hasta que dieron por concluida su pública rivalidad (que a partir de entonces continuó sólo en privado), pues el poeta más reconocido, como suele suceder siempre en el caso del poder, lo asimilaba todo, lo devoraba todo, hasta la crítica ejercida contra él mismo, con el fin de dar la apariencia de que su obra era capaz de suscitar la polémica, cuando la verdad es que, como conocemos todos, por sí misma no era capaz de provocarla. Y es más, una poetisa rara poseída de cierto ánimo burlón la denominaba "rollito de primavera". Pero con el tiempo, cuando los dos primeros poetas ya no estaban en este mundo, y sobre sus lápidas crecía por igual la hierba, un tercer poeta, quizá el más justo de los tres, escribió sobre los dos primeros la siguiente leyenda: "Ni uno fue generoso con su éxito, ni el otro con su fracaso".