domingo, 22 de mayo de 2016

LA MONTERÍA VEGANA

Me atrevo a ofrecer una descripción de una montería vegana, cuya idea lanzo. Y digo "montería" porque ésta no es solamente cacería y muerte de la res. Aunque al montero no le "entre" nada, cuando está en el puesto durante muchas horas que parecen una eternidad, no por eso deja de sentir la intensidad y la emoción de la espera. Ha llegado a la cita casi de madrugada; se leen las armadas, es conducido a su puesto. En el día de invierno el silencio se hace casi absoluto y sobrecogedor, cuando de repente es interrumpido por la suelta de los perros de las rehalas y por las llamadas de los perreros y los gritos de los ojeadores que lo llenan todo de animación, sonido y color; y los oídos están atentos al monte. Se espera en realidad que "pase" un milagro, aunque pueda estar encarnado por algún jabalí o venado. Después de algunas horas vuelve a imponerse el silencio, con la excepción sólo de las caracolas de los perreros llamando, a la hora de la recogida, a los perros. Y entonces después de mucho tiempo pueden escucharse otra vez voces humanas en el momento de la retirada de las armadas guardando un orden escrupuloso, y en el reencuentro entre sí de los monteros, los cuales antes habían permanecido manteniendo rigurosamente las distancias debidas entre los puestos, como una manifestación de respeto incluida en tan antigua tradición. Cuánto me ha servido a mí el arte de la montería, no de la cacería, el arte de la espera, a pesar de no haber matado nunca ninguna res. No soy "novia". Pero me bastó con ver pasar la bella pieza, admirarla y dejarla ir. Siempre me entraba una Piedad con un animal en los brazos.