domingo, 27 de julio de 2014

EN RECUERDO DE VICTOR PORTILLO

Todo es ya todo. No hay más huella que la señal de unos labios apenas hundidos en la piedra. Así se abre este nuevo camino: palabra por dentro como un olivar del sur. Ser hombre no es vivir, sino ser vivido. ¿No tendría suficiente con sentir el gozo en sí, ser la fuente que canta, y poder vivir y morir al mismo tiempo?