sábado, 23 de marzo de 2013

EL PAÑUELO DE LA JUDÍA

Hay un personaje de mi imaginación que es una judía encerrada en un campo de concentración. Y he llegado a creer que existió de verdad, dada la realidad con la que se me aparece en la evocación.
Ha conseguido conservar, escondido en uno de los bolsillos de su raído abrigo, un bonito pañuelo de seda estampada, recuerdo de otras épocas. Y cuando cree que nadie la ve, se empina para ponerlo sobre la única bombilla que cuelga del techo en la habitación desnuda. Y entonces todo su mundo se transfigura, cuando se proyectan sobre las paredes las sombras de los motivos y dibujos del delicado diseño.
Pues así debe ser la poesía, capaz de transformar en las mismas circunstancias que el pañuelo de la judía nuestro entorno más inmediato, convirtiéndolo en un paisaje del alma.

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